Algo de lo cual siempre nos hemos sentido orgullosos como panameños es nuestra capacidad de vivir todos juntos en armonía a pesar de nuestras diferencias culturales y de raza. Somos un país extremadamente heterogéneo, con personas de distintas nacionalidades, religiones, tradiciones y colores de piel, viviendo todos juntos en este pequeño país. Evidencia de esta diversidad es la gran cantidad de tradiciones distintas que encontramos en distintas partes de nuestro país. Desde el arroz con coco y el Congo en la costa de atlántica hasta las polleras y el sombrero pintando de Azuero, pasando por las molas de nuestros residentes indígenas.

Podría argumentarse que, al menos en parte, esta diversidad ha hecho que estemos acostumbrados a lidiar con personas nuevas y diferentes en nuestro día a día. Quizás tanto así, que demos por sentado que nuestros niveles de aceptación a lo distinto son adecuados y que no existen grandes problemas de discriminación en nuestro país. Sin embargo, las percepciones pueden engañarnos, en parte porque los panameños somos diversos en muchos aspectos y no todas las formas de discriminación son igualmente evidentes. Esto es especialmente cierto cuando hablamos de discriminación y violencia contra las personas LGBTI. Las formas de discriminación contra este grupo pueden ser muy sutiles y el número de casos no reportados puede ser grande. Además, no existen leyes que protejan a este sector de la sociedad. En algunos casos, son los propios agentes de seguridad del estado quienes amparados por normas sobre la “moral pública”, realizan actos de violencia contra la comunidad LGBTI para hacer cumplir la ley.

Ante esta situación, es de gran importancia la recolección de estadísticas y el estudio sistematizado de la situación social de cada país. Algunos organismos internacionales reconocen la importancia de llevar a cabo esta labor y publican de manera regular informes que buscan arrojar luz sobre la situación actual de nuestros países americanos. Uno de estos organismos es la Organización de Estados Americanos (OEA), quien, a través de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH), publicó el 12 de noviembre del 2015 el informe titulado “Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América” . En este artículo, resumimos algunos hallazgos significativos reportados en este artículo.

La OEA consta de 32 estados miembros de los cuales 11 tienen leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, aún si se trata de relaciones consensuales entre adultos en privado. Un estado tiene leyes que criminaliza el uso de prendas de vestir tradicionalmente asociadas al otro género. Al respecto, la CIDH indica que “este tipo de legislación refuerza un ambiente que condona la discriminación, estigmatización y violencia contra las personas LGBT” (página 12). Además, la CIDH anima a los estados miembros a derogar o modificar leyes que buscan proteger la “moral pública” sin definir de manera exacta el tipo de actos que pueden ser considerados una violación a la moral pública. Este tipo de leyes suele estar tan vagamente definidos que podrían ser utilizadas para justificar la prohibición de muestras de afecto entre parejas del mismo sexo. En casos extremos, la simple presencia de una persona transexual en un lugar público puede ser interpretada como una “exhibición obscena” desde la perspectiva de la policía (página 12).
En su informe, la CIDH identificó 6 tendencias generales asociadas a la violencia contras las personas LGBTI:

  1. Falta de denuncias y estadísticas oficiales: las estadísticas oficiales no reflejan la dimensión real del problema en los estados americanos. La CIDH ha señalado que “muchos casos de violencia contra personas LGBT no se denuncian ya que muchas personas, temiendo represalias, no quieren identificarse como LGBT o no confían en la policía o en el sistema judicial”. En muchos casos, cuando los delitos sí son denunciados, la identidad de género de la víctima no es revelada, por lo que la denuncia no es asociada a los temas LGBT (página 80). Durante un proyecto de monitoreo de asesinatos y actos de violencia contras las personas LGBT en los países americanos, la CIDH tuvo que recurrir a fuentes complementarias tales como informes periodísticos y de organizaciones de la sociedad civil que llevan a cabo monitoreo, pues las fuentes de recolección de datos de los países de la OEA son muy limitados. Aún en los casos en los que sí se reciben las denuncias, la falta de entrenamiento por parte de las autoridades dificulta la recolección adecuada de las estadísticas. Por ejemplo, las personas trans suelen ser descritas como “hombres vestidos con ropa de mujer” o como “LGBT” o “gay” sin especificar correctamente su orientación sexual ni identidad de género.
  2. Violencia generalizada: En el mes de diciembre del 2014, la CIDH publicó que entre enero del 2013 hasta marzo del 2014 ocurrieron en los países miembros de la OEA 770 actos de violencia contra las personas LBGT en 25 de los 32 estados miembros. 594 de estos casos fueron casos de asesinato. Sin embargo, la CIDH señala que el no haber identificado incidentes en los otros 7 estados no garantiza que no existieron. Es probable que debido a problemas similares a los mencionados en el punto anterior, un número indeterminado de incidentes que probablemente sí ocurrieron, nunca fueron reportados por lo que no forman parte de las estadísticas oficiales. (página 81).
  3. Invisibilidad de la violencia cotidiana: La violencia cotidiana hace referencia a aquellos actos que ocurren en el día a día y que suelen ser no letales tales como “empujones, palizas, lanzamientos de botellas, piedras u otros objetos contundentes”. Dada la naturaleza no letal de estos actos, es menos probable que sean denunciados. De igual forma, es menos probable que sean cubiertos por los medios de comunicación pues estos suelen enfocarse en los casos graves. De los 770 casos descritos en el punto anterior, sólo 176 fueron casos no letales (22.9%). Este porcentaje tan bajo sugiere que la violencia no letal no está siendo suficientemente documentada.
  4. Invisibilidad contra ciertos grupos
    • Hombres trans: se cree que esta invisibilidad ocurre al menos en parte debido a que los hombres trans tienden a tener más invisibilidades dentro de la comunidad LGBTI en general.
    • Personas bisexuales: la violencia contra las personas bisexuales suele ser más difícil de documentar pues la violencia contra este grupo “suele ejercerse porque son percibidas como gay o lesbianas o porque son vistas demostrando afecto en público con personas del mismo sexo” por lo tanto, los casos de violencia tienden a ser documentados como violencia contra gays o lesbianas.
    • Personas intersex: entre enero del 2013 hasta marzo del 2014 la CIDH no recibió ningún reporte de violencia médica contra una persona intersex. Se cree que esta falta de incidentes registrados se debe a muchos factores, “incluyendo el
      hecho de que estas cirugías “normalizadoras” en personas intersex generalmente se llevan a cabo de conformidad con protocolos médicos aprobados por el Estado y no se reportan en los medios ni son denunciados por las víctimas, los familiares o las organizaciones”
  5. Altos niveles de crueldad: La CIDH indica que los crímenes contra las personas LGBTI se caracterizan por sus altos niveles de violencia y crueldad. En los últimos años varios casos de asesinatos brutales fueron puestos en conocimiento de la comisión. Por ejemplo, en 2009, en Puerto Rico, el cuerpo de Jorge Lopez fue encontrado decapitado, desmembrado y parcialmente quemado (página 86). En el 2012, en Chile, Daniel Zamudio fue brutalmente atacado y sádicamente torturado por varias horas por un grupo de cuatro hombres. Daniel murió como resultado de las heridas infringidas. En 2013 una niña lesbiana de 17 años en Chile, quien participaba en una vigilia por Daniel Zamudio, fue atacada, golpeada y le marcaron una esvástica con cigarrillos. En el 2013 en un camino rural de Puebla, México, fue encontrado el cadáver de una de una mujer trans. Su cara había sido desfigurada con un bate o tubo, le faltaba un ojo y algunos de sus dientes fueron encontrados a varios metros de distancia (para más información sobre las fuentes de cada caso específico, véase las páginas 84, 85, 86 y 87 del informe de la CIDH)
  6. Violencia en represalia a demostraciones públicas de afecto entre personas del mismo sexo: En este aspecto, existen numerosos casos de parejas del mismo sexo siendo atacadas por demostrar su afecto en público. Por ejemplo, en Sao Paulo, una pareja de hombres fue expulsada de un vagón del metro por un grupo de más de 15 hombres quienes les decían a la pareja que debían dejar de abrazarse. En México, una pareja de hombres alegan que mientras miraban un partido de fútbol en un bar, fueron rodeados por un grupo de 20 hombres, quienes les pidieron que se besaran, los empuraron, los escupieron y les tiraron cerveza. En Chile, mujeres lesbianas siguen siendo víctima de ataques por mostrar afecto en público y en Colombia, organizaciones civiles alegan que las personas LGBT siguen siendo hostigadas y perseguidas por esta causa (para más información sobre las fuentes de cada caso específico, véase las páginas 87 y 88 del informe de la CIDH)

Tal y como lo muestra el reporte de la CIDH, existe mucho camino por recorrer en nuestros países americanos. En Panamá, como parte de la OEA, no escapamos a esta realidad y debemos tomar las medidas recomendadas por la CIDH para mejorar nuestra situación. En particular, mejorar la recolección de estadísticas para así poder tener una imagen más clara de cuáles son los problemas que nos aquejan. Armados con esta información, podremos divisar un plan de acción que nos permita mejorar la calidad de vida de todos los panameños, porque proteger los derechos de las personas LGBT no es más que reafirmar un principio que siempre nos ha caracterizado a los panameños y del cual todos nos sentimos orgullosos: sin importar nuestras diferencias, convivimos juntos en armonía.

Referencias:

“Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América”, CIDH, 12 de noviembre de 2015.

Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos.

“Una mirada a la violencia contra personas LGBTI en América: un registro que documenta actos de violencia entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de marzo de 2014”, CIDH, No. 153A/14, 17 de diciembre de 2014, Washington, D.C.

 

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